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Privacidad:

Uso de tuits privados y de mensajes directos (DMs)
con pacientes y otros profesionales sanitarios

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Como profesionales del sector sanitario, podemos jugar un papel activo en los medios sociales. Sin embargo, esto no quiere decir que tengamos que responder a todas las dudas y preguntas dirigidas a nosotros a través de los medios de comunicación social.

La pregunta a la que deberíamos contestar es:

¿Existe un riesgo inminente para la salud de la persona que realiza la consulta si no se contesta?

Tal y como indica el Manual de Estilo para médicos
sobre el buen uso de redes sociales de la OMC
:

"Si la ausencia de contestación no implica un peligro potencial inminente para el paciente (esta situación es altamente improbable en el ámbito de redes sociales) es adecuado indicarle que consulte a su médico (o al profesional sanitario más adecuado para su problema) o redirigirle a una fuente fiable (página Web o blog) donde pueda resolver sus dudas."

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Atendiendo al Código de deontología médica en su artículo 26, a priori, no son adecuadas las consultas médicas basadas exclusivamente en redes sociales, salvo en el caso de una segunda opinión, y siempre salvaguardando la confidencialidad.

Para entender los límites del uso apropiado de los medios sociales, es importante tener una comprensión de confidencialidad y privacidad en el contexto de la atención de salud, ya que son conceptos relacionados pero en esencia distintos.

La información confidencial sobre el tratamiento o dolencia de un paciente, sólo puede revelarse en el caso de existir consentimiento informado, cuando se requiera legalmente o cuando la no publicación de la información podría resultar en un daño significativo. Más allá de estas excepciones muy limitadas, la obligación del profesional médico de salvaguardar la información confidencial es universal.

Privacidad se refiere a la expectativa y el derecho del paciente a ser tratado con dignidad y respeto. Las relaciones efectivas profesional-paciente se basan en la confianza. El paciente tiene que estar seguro de que su información más personal y su dignidad básica estarán protegidos por el profesional de la salud.

Sí que puede ser recomendable aprovechar el poder amplificador de las redes sociales para resolver dudas que puedan ser de interés general, y realizar así una labor divulgadora que puede ser muy enriquecedora (salud pública, promoción de hábitos de vida saludables, seguridad del paciente, fotoprotección, etc.), lo que deberá ser cuidadosamente valorado, en su caso. (manual estilo OMC)

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Sin embargo, si el profesional tiene confianza con el paciente, o si así lo considera por la importancia de la consulta, puede indicar la conveniencia de pasar a una conversación privada mediante mensaje directo para preservar la confidencialidad de la conversación.

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Las consultas resueltas de este modo deberán formularse de modo comprensible y sin ambigüedades que den lugar a equívocos, veraces en su contenido y prudentes, es decir, con moderación y cautela. No debemos olvidar nunca que la plataforma Twitter reduce el espacio de la conversación a 140 caracteres. Si no estamos seguros comprender correctamente a nuestro interlocutor, o de hacernos entender en nuestras indicaciones, es mejor proponer otro medio de comunicación, como e-Mail, teléfono o consulta presencial.

La nueva funcionalidad que ofrece actualmente Twitter para añadir otros usuarios a nuestra conversación por mensaje directo, nos abre incluso la posibilidad de sumar a otro profesional a la misma, para asegurar aún más si cabe nuestros consejos. Deberemos ser prudentes al llevar a cabo una acción de este tipo, y obtener previamente el consentimiento de todas las partes para llevar a cabo esta conversación conjunta.

Mockup

No debemos olvidar nunca que toda la información que vertemos en Internet es susceptible de ser revelada públicamente. El contenido, una vez publicado o enviado, puede ser difundido a los demás; De hecho, los términos de uso de una plataforma de redes sociales, pueden incluir una amplísima renuncia a los derechos de limitar el uso de los contenidos. Pero no sólo por la inestabilidad de una plataforma, sino porque el destinatario del mensaje privado podría hacer pública por decisión propia la conversación. Deberemos ser muy conscientes de este punto, tanto cuando tratemos con pacientes como con otros profesionales de la medicina.

Del mismo modo, cuando mantengamos una conversación privada con otro profesional de la salud, deberemos no sólo tener en cuenta la advertencia antes señalada, sino también que sigue siendo una violación de la confidencialidad el tratar información privada acerca de un paciente, aunque sea dirigiéndose a un único destinatario. El paciente tiene derecho a divulgar información personal acerca de sí mismo, pero los proveedores de salud deben abstenerse de divulgar la misma sin su consentimiento.

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El sentido común: los medios sociales nos ayudan a trabajar de manera abierta y conectar con pacientes y profesionales ¡pero recordando siempre el sentido común!

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Respetar siempre el Código Deontológico Médico

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En caso de duda... ¡no lo publiques!

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Precisión: comprobar la precisión y la veracidad de lo que estás escribiendo antes de pulsar enviar

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Permanente: Recuerda que, una vez que algo se publica online, es muy difícil de eliminar, por no decir imposible.