Fecha de publicación:
13 de octubre de 2020

La telemedicina irrumpe con fuerza en el ámbito de la cardiología como consecuencia de la emergencia sanitaria derivada de la COVID-19

La aparición de la Covid-19 puso en jaque a todos los sistemas sanitarios del mundo.

Este nuevo virus ha obligado rediseñar nuestros modelos sanitarios para, en primer lugar, poder seguir brindando asistencia sanitaria de calidad y, en segundo lugar, optimizar los recursos de los que disponemos.

En los primeros momentos de la pandemia, España sufrió las consecuencias de no haber apostado suficiente por la implementación de las TICs en su sistema sanitario: los hospitales se colapsaron y, las medidas desarrolladas para ofrecer una asistencia sanitaria integral de forma telemática, eran más bien escasas.

La puesta en evidencia de las carencias de nuestro modelo sanitario, así como las necesidades actuales, ha conllevado un incremento en el uso de la telemedicina –entendida como la aplicación de las Tecnologías de la Información y Comunicación en el ámbito sanitario- al constituirse como alternativa real a la asistencia sanitaria presencial.

Y es que las ventajas que puede reportar la telemedicina, tanto para pacientes como para profesionales sanitarios, son múltiples y muy beneficiosas:

  • Evita que los pacientes tengan que desplazarse hasta el hospital.
  • Garantiza la asistencia sanitaria sin riesgos.
  • Reduce la presión en el ámbito de la Atención Primaria.
  • Elimina las barreras geográficas.
  • Mejora la experiencia del paciente.
  • Reduce los tiempos de espera.

De este modo, la telemedicina se ha constituido como la principal solución para que aquellas personas que necesitan asistencia sanitaria, con independencia de cuáles sean sus recursos o su estado de salud, puedan recibirla sin temor a contagiarse, aumentando a su vez la calidad del servicio presencial.

Crece el uso de la telecardiología por el coronavirus

En este contexto, destaca el crecimiento de la telecardiología, ya que las personas con patologías cardíacas requieren de una supervisión constante por parte de los profesionales sanitarios y, al mismo tiempo, son consideradas como personas especialmente vulnerables frente a la Covid-19. Gracias a la telecardiología, se puede seguir manteniendo un contacto directo y seguir realizando revisiones de manera telemática sin los riesgos que, actualmente, conlleva acudir a un hospital.
 

La telecardiología en pacientes con insuficiencia cardíaca

Los pacientes con insuficiencia cardíaca requieren de un seguimiento estrecho por parte del profesional especialista y, en numerosas ocasiones, deben ser ingresados en clínicas de insuficiencia cardíaca.

La telecardiología ha permitido, además de poder establecer una identificación y seguimiento de la congestión subclínica del paciente, evitar la hospitalización recurrente del paciente al establecer un control más riguroso, preciso y constante.

Existen diferentes vías para implementar la telecardiología en el ámbito de la insuficiencia cardíaca, pero la más frecuente es la teleasistencia a través de la video-consulta.

Con muy pocos recursos, se pueden conseguir grandes resultados. Simplemente se necesita un ordenador con webcam, o un Smartphone, que permita al paciente y al profesional sanitario verse y escucharse. Para agilizar la consulta y obtener resultados óptimos, muchos profesionales que ya han apostado por este sistema de trabajo indican a sus pacientes que registren datos como: presión arterial, ritmo cardíaco, peso o síntomas.

La telecardiología, aplicada de este modo, ha demostrado comportar grandes beneficios:

  • Los pacientes conocen mejor su enfermedad al participar activamente en su propio tratamiento y responsabilizarse de su monitorización.

  • Mejora la adherencia del tratamiento prescrito.

  • Permite detectar de manera precoz si el tratamiento prescrito resulta inadecuado o produce efectos no deseados.

  • Puede llegar a evitar ingresos prolongados.

En este sentido, destaca un estudio danés (1) –actualmente en curso- que asigna a algunos pacientes con insuficiencia cardíaca crónica el tratamiento tradicional y, a otros, la monitorización por vía telemática. Los resultados son alentadores: el tratamiento basado en la telecardiología es factible, efectivo y seguro y, además, permite liberar recursos para otros grupos de pacientes.

Pero ¡OJO! Como profesional sanitario, debes ser consciente que NO todas las plataformas que te permiten realizar “video-consultas” son válidas. Debes asegurarte de que la plataforma de teleconsulta que utilices cumple con las obligaciones legales referentes a la política de privacidad y de tratamiento de datos.

Los dispositivos de la telecardiología

Cada vez son más las personas a las que se les ha implantado un marcapasos o un cardiodesfibrilador –CDI-. Estos pacientes, requieren de un control y seguimiento exhaustivo para analizar el correcto funcionamiento de los dispositivos, así como para realizarles un examen clínico.

Las visitas de seguimiento pueden resultar ser un gran incordio, tanto para el paciente –que debe desplazarse de manera recurrente al hospital o clínica, ausentarse de su puesto de trabajo, soportar largas esperas y un largo etcétera- como para el propio hospital o centro de salud –ya que a estas visitas se le destinan múltiples recursos-.

Una forma de poder acabar con los problemas derivados del control y la monitorización de estos dispositivos pasa por avanzar tecnológicamente en su diseño.

Ya existen marcapasos y CDI que disponen de una micro-antena que permite transmitir datos de manera inalámbrica. De esta forma, dichos dispositivos pueden informar desde cuál es el estado del propio dispositivo – funcionamiento de la pila, voltaje…- hasta transmitir datos médicos –arritmias o indicios de acumulación de líquido pulmonar-.

Dichos datos se transmiten a una base de datos centralizada en la que son procesados y puestos a disposición del especialista en cuestión, a través de una página web. También existe la posibilidad de que los datos se comuniquen al profesional mediante correo electrónico o SMS.

En este sentido, destaca el ensayo COMPAS (2) donde se concluyó que la monitorización a distancia a largo plazo de los pacientes con marcapasos podría constituirse como una alternativa segura a los seguimientos convencionales ya que permitió:

  • Reducir el número de visitas de seguimiento.
  • Detectar precozmente eventos clínicos adversos importantes.
  • Detectar precozmente un incorrecto funcionamiento del dispositivo.

En este nuevo paradigma asistencial, la evaluación integral del paciente cumple una función esencial. Gracias a ella, se puede identificar, desde el primer momento, cuál es la situación clínica del paciente, cuál es el riesgo individual que presenta y qué cuidados va a precisar durante su hospitalización.

Con este primer cribaje, se permite establecer una mejor organización y asignación en cuanto a los recursos asistenciales disponibles, de conformidad con las necesidades del paciente y las características del centro.

Esta evaluación integral se ha ido implantando progresivamente en la hospitalización de los pacientes Covid-19, lo que ha facilitado la organización de los profesionales sanitarios pendientes de su cuidado.

Esta función es tan esencial que un grupo de investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) -junto con el apoyo del Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA, del Hospital Clínico Universitario de Valencia, y el Instituto de Investigación del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid- han aunado esfuerzos para desarrollar un sistema inteligente capaz de predecir la evolución de la infección de los pacientes Covid-19, facilitando así la evaluación inicial de estos pacientes y mejorando la atención médica recibida.

La telecardiología es la cardiología del futuro

La telecardiología no sólo debe ser vista como una herramienta temporal que puede resultarnos útil durante este período de pandemia por Covid-19. Se ha demostrado que la telemedicina aplicada en cardiología reporta numerosas ventajas que conllevan una mejora de la asistencia sanitaria y una optimización de los recursos disponibles.

Fuentes:

  1. Telecardiología: pasado, presente y futuro, Revista Española de Cardiología
  2. A randomized trial of long-term remote monitoring of pacemaker recipients (The COMPAS trial), European Heart Journal 

MAT-ES-2102390

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